Me pareció verlo. Sentado en una máquina. Desde la vidriera. En
ese ciber. Como siempre. Me detuve. Me di cuenta. No era él. Era como él. Pero
dentro. De cuatro años. Quise. Mandarle un mensaje. Contarle. Que tenía un
doble. Que le iba a quedar muy bien. Dejarse la barba crecer. Me pareció que
no. Que no iba a entender. Por qué. Le escribía. Después. De cuatro años. Sin
vernos. Ni hablar. Para decirle. Eso.
jueves, 28 de junio de 2012
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